Para entender la ética kantiana

Por: Enmanuel Palacios
De los muchos temas interesantísimos que existen, la filosofía me parece ser la más sencilla y, paradójicamente, compleja a su vez. Varios docentes de filosofía mencionan, sin embargo, que, si a algún novato le nace la idea de aprender filosofía por cuenta propia, debe empezar leyendo a tal y a tal autor; en efecto, todo comentario es subjetivo, no obstante, muchos coinciden en la sugerencia.
Tratar de estudiar y comprender a Immanuel Kant, filósofo de proveniencia alemana, es en gran parte complicado. Pero uno de sus temas que, quizá suene difícil por el hecho simple de leer su nombre, es eje central de la ética a lo que él llamó el imperativo categórico. Cuando leí tan solo el título, la más ignorancia de la cual soy poseedor encapotó mis ganas de querer aprender y ser menos ignorante; todos lo somos y seremos, aunque en cantidad menor o mayor. Días después, despejé de mí aquel encapotamiento e investigué.
Con este ejemplo cotidiano, espero puedan aprender algo nuevo al igual que yo.
Supongamos, en un hipotético acontecimiento, que Alejandro, de 20 años (puede ser de más edad, si así les resulta más fácil de comprender), va caminando por una calle muy transitada y se percata que a un señor que va delante de él, se le cae una billetera de la cual su dueño no se da cuenta. Hasta ahí todo bien, ¿verdad?; sigamos. Bueno, ante ese caso, Alejandro tiene dos opciones. La primera: se queda gustosamente con la billetera; la segunda, la cual tiene dos motivos o razones más: informar al señor que se le cayó, efectivamente, su billetera. En esta última opción, se dice, existen dos razones o motivos principales por la cuales, según Kant, Alejandro podría hacerlo.
La primera: transeúntes o hasta personal de serenazgo podrían estar observando a Alejandro, lo cual obligarían a este a devolverlo sin siquiera coaccionarle, y la segunda: simplemente Alejandro cree que lo más adecuado es devolver objetos, independientemente de su valor, a quien ostenta ser su dueño. Uno de estos dos motivos o razones expresadas en la segunda opción del párrafo anterior, es el tan famoso imperativo categórico, mientras el otro es un imperativo hipotético.
En el primer motivo (si Alejandro decide devolver obligadamente la billetera por ser visto por terceros) lo haría simplemente acorde al deber, es decir, por temor a un castigo o, quizá, por una posible recompensa; a esto, Kant, le llama un imperativo hipotético. Por otro lado, en el segundo motivo (si Alejandro decide devolverlo porque cree es lo apropiado) lo haría no acorde al deber, sino simple y llanamente por deber; en este último caso se encuentra el famoso imperativo categórico de Kant.
En su obra "Fundamentación de la metafísica de las costumbres" (libro que debo, en lo personal, leer sí o sí), Kant expresa, como síntesis, que el imperativo categórico se podría expresar del modo siguiente:
"Obra como si la máxima de tu acción debiera tornarse, por tu voluntad, en ley universal de la naturaleza."
De ahora en adelante, cuando se encuentren en una situación similar (¿quién no se ha encontrado en una?), recuerden el imperativo categórico de la ética Kantiana. ¿Actuarían simplemente acorde al deber (imperativo hipotético) o por deber (imperativo categórico)?